viernes, 21 de mayo de 2010

ONE FLAT THING REPRODUCED

Esta es la primera parte de una película De la coreografía de William Forsythe "One flat thing reproduced" ("Una cosa plana que se reproduce"). Está interpretado por los bailarines de "The Forsythe Dance Company" y la música es de Thom Willems. Es una pieza que habla por si sola, con una gran expresividad y un fuerte contraste del movimiento de los bailarines entre la quietud de las mesas.

Iré poniendo en otras entradas el resto de la coreografía, así lo vais exprimiendo parte por parte.


martes, 4 de mayo de 2010

AL PRINCIPIO ERA UN JUEGO



CURIOSIDAD (Siento la necesidad de descubrir la danza)

Al principio era un juego. Un niño inocente, ávido de aprender cosas nuevas y descubrir un pequeño mundo que despertaba su imaginación, quería jugar a ser mayor, jugar a tener responsabilidades, jugar a ser disciplinado. Un juego que le llevaría cada día a comprender más y más qué significa bailar, y sobre todo, lo que significará para él bailar.

El tiempo pasa, no deja de ser un niño y entre niños se ve rodeado. Tan sólo un juego, piensan algunos. Él piensa diferente, siente algo diferente. Cuando va cada día a ese lugar de aprendizaje (escuela para algunos, probablemente lo considere más como un hogar) se empieza a encontrar con una masa densa que le impide hacer los movimientos de forma sencilla. Es un cúmulo de dificultades que se abalanzan sobre él, una montaña de carcajadas grotescas le encojen el corazón, le hacen llorar, le angustian, ese juego se empieza a complicar.

Pero entonces aparecerá una persona misteriosa con aspecto paternal. Entre esa masa opaca le muestra un camino lleno de posibilidades, le enseña a tener esperanzas para que no deje de aflorar la ilusión en su espíritu luchador.
Ya tomo conciencia de lo que soy ¿Un juego? No, una pasión.


ESFUERZO (Siento el fruto del trabajo que alimenta mi ilusión)

Se empieza a ver en mí un cambio, empiezo a apreciar de verdad el significado de la palabra trabajo y bajo esta palabra se marcará toda mi trayectoria. Hago de mi fuerza de voluntad mi mayor cualidad para la danza. Aprendo a bailar, aprendo a soñar con cada baile, aprendo a amar tanto el movimiento que será mi principal forma de expresión cuando necesite decir algo.

Sólo siento felicidad cuando el sudor cubre mi tez, entonces mis ojos brillan de forma especial y brota una sonrisa que nace desde lo más profundo de mi pecho. Inspiro esperanzado para recuperar fuerzas y continúo con movimientos torpes que poco a poco veo fluir como propios y naturales. No puedo hacer otra cosa cuando bailo que ser feliz.

Pero cuando dejo de bailar, a veces se me apodera la frustración, la desesperación, la decepción, el miedo de fallar a aquella persona que tanto me confió su apoyo, y lo más importante, de fallarme a mí mismo. Me aíslo en un oscuro apartado de mi alma desilusionada para que las lágrimas resbalen por un desengaño tras otro hasta lavar todas esas heridas secas. Un suspiro, no necesito nada más para darme cuenta de que rendirme no es ninguna solución que quiera utilizar.

Aparecen problemas ajenos, cuestiones que escapan a mi control y a veces incluso a mi entendimiento, pero que pueden llegar a influirme a mí y sobre todo a algunos de mis compañeros. Afectan a nuestro trabajo, nuestro progreso, cuando deberían potenciar nuestro entusiasmo, lo más importante para estar a gusto tantas horas con las mismas personas, tanto tiempo con el mismo sistema y así poder amar la danza sin tropiezos.

El tiempo pasa, no dejo de esforzarme al máximo cada día hasta que de repente caigo. Caigo a un vacío de sueños rotos, un dolor agudo recorre todo mi cuerpo, tiemblo sin sentido como un cuerpo inerte agitado. Me paso noches enteras con los ojos desorbitados viendo oníricas imágenes de todo lo que estoy perdiendo. Lloro ante un lugar en el que debería estar yo y no puedo. No puedo...


DEDICACIÓN (Siento el principio de algo grande muy cerca)

He vuelto. Rendirme ya dije que no era una opción. Aunque ha sido y sigue siendo difícil, incluso puede que cada día más, no me asusta trabajar.

Estoy tan confuso, que cualquier opinión, cualquier consejo me parece válido o todo lo contrario, inútil. No sé cuál es el camino que debo seguir, porque siento la danza como algo tan arraigado en mí que sin ella no sería yo, pero no sé si es lo adecuado. No sé qué pensar y el futuro próximo está cada vez más próximo obligándome a tomar una decisión que espero no sea precipitada y sí acertada. Haga lo que haga yo ya me siento bailarín y en un presente disfruto una vida de artista.

Sueño con un futuro próspero, que no sé si llegará, donde sea feliz tras tanto esfuerzo. Sólo sé lo que quiero y que voy a luchar, incluso contra mi propio cuerpo, por ello: Bailar.