Dejar caer una lágrima
desde los ojos hasta el absurdo,
como al andar con el sol de frente:
Un halo de esperanza alrededor
y detrás una sombra inmensa.
Encuentro delante una luz,
una luz que me espera
mientras lo que dejo atrás
espera cubierto,
sumido en tinieblas.
Cuanto más intenso es el alba
más grande la sombra,
más se ilumina mi esperanza,
pero más grande se hace el rastro.
El camino andado pierde fuerza,
mas sin él no habría avanzado,
no estaría cada vez más cerca
de una luz que un día fue diminuta,
y hoy apunta ser magna.
Mi sonrisa agradece el pasado,
atenúa la sombra y acentúa la luz,
incluso tras de mí.
La propia ilusión es ahora mi luz,
mostrando claro: Presente, pasado,
y próximo el futuro.
El camino andado recorre mis pasos,
no sólo como recuerdo
sino también...
como compañero de viaje.
Siluetas se dibujan
como volubles imágenes del pasado.
No se esfuman, no se disipan,
me acompañan, bien de mi mano cogidas
o bien del cuello colgadas.
Se alumbran las formas
bajo su propio foco,
alcanzan mis zancadas.
Mirar atrás no se convierte en retroceso
paro o detención,
tan sólo invito a quien quiero
a acompañarme hacia esta luz,
conmigo y mis sueños.
Día Mundial del Teatro 2014
Hace 10 años
