jueves, 30 de julio de 2009

TAN SÓLO ESO


Tan sólo tengo que cerrar los ojos
para oler tu perfume de ilusión,
me susurran tus labios rojos
suaves besos de pasión.

Acaricia mis párpados la luz
dejando ver un brillo en la mirada,
lágrimas juegan con el reflejo del cielo azul,
se pinta una sonrisa a mano alzada.

Pasa el tiempo y no dejo
de pensar en tu voz de colores,
miro el reloj y no veo
caer los pétalos de las flores.

Tan sólo tengo que cerrar los ojos
para pensar que te veré al despertar,
me sellarás los labios rotos
con tu sonrisa de amar.

sábado, 25 de julio de 2009

VIVIR EN UN SUEÑO (FINAL)

Salí del portal con el fin de dirigirme a unos bancos cercanos y pensar con paciencia. A mitad de camino entre lo que yo creía que era mi casa y mi actual destino, me detuve a esperar ante un cruce. Cerca de la calzada me apoyé, acompañado de un suspiro, en una pared. Pasaban coches sin cesar, no veía el momento de pasar, así que me quedé ahí recostado observando lo que ocurría a mi alrededor y cavilando. El paisaje era igual que siempre, las hojas de los árboles volaban hasta una fachada y la teñían con sus vivos colores del arcoíris.

Recorría la acera con pasos indecisos una madre que agarraba de la mano a su hijo. Discutían con levedad. El niño iluso no quería volver a casa hasta no recibir la llegada de alguien muy especial para él. La madre compasiva le sonreía viendo lo feliz que le hacía eso a su hijo, sin embargo, sabía que no le convenía esperar allí, le invitaba a esperar en casa para darle tiempo a inventar una excusa lo suficientemente razonable como para que el niño no llorase desconsolado en su hombro una vez más y tan sólo se fuera temprano a la cama decepcionado. La mirada de la madre era la mirada de cualquier madre que ve indefenso a su hijo y le quiere con locura, dándole en todo momento gestos de cariño y haciendo lo que más le conviene. El niño inocente esquivaba la mirada de la madre porque sabía que no era lo que ella quería que hiciese, aunque se lo permitía porque él tenía una ilusión inquieta. Se detuvieron ante el cruce, se detuvieron ante mí. Ella quería dirigirse a casa, él esperar ahí. La madre le pretendía convencer con argumentos vanos pero con una sola intención, su bien. Él miraba en la lejanía del horizonte esperando ver lo que esperaba con una ilusión arrolladora, preocupado ignoraba ligeramente a su madre intentando convencerla de que llegaría su esperanza y no habría ningún problema. Ella algo indecisa decidió dejarle esperando, confiaba en él aunque desconfiaba en lo esperado. Le besó la mejilla, le sonrió con ternura y fue desvaneciéndose con sus pasos. El niño estaba sólo con la mirada fija en el camino de la carretera que le traería sus ilusiones. De pronto lo vio, un golpe de alegría pareció estremecer su corazón lanzándole hacia una camioneta blanca que aparcaba enfrente. Corría alegre, una amplia sonrisa iluminaba su figura. Un sobresalto predictivo me impidió reaccionar e impedir lo que estaba a punto de suceder. Un coche atropellado frenó repentinamente las ilusiones, las esperanzas del niño. La camioneta abrió sus puertas y apareció un hombre inexpresivo que miró lo ocurrido, me miró a mí. Se transformó en mi amigo, desapareció. El niño arrojado en el asfalto, ahora, era mi amigo. Ahora, era yo. Miré mi posición confuso, ya no estaba apoyado en la pared, estaba en el lugar del niño, inmóvil en el suelo y vi a la madre, recién aparecida, que lloraba arrepentida de haberme abandonado cuando sabía que no debía haberlo hecho. Era ella, la madre mostró el aspecto de aquella bella y arrebatadora mujer, la chica de mis sueños. No sabía que iba a suceder, veía imágenes fugaces a mi alrededor, colores y fantasmas de ensueño.

¿Estaba muriendo?

Si sueño, despertaré y podré vivir mi vida bajo mis decisiones, no llevado por los antojos de mi mente.

Si estoy despierto, dormiré para siempre y estaré sumergido en mis sueños sin ninguna frustración, ya que lo peor que te puede suceder en un sueño es despertar y seguro, eso no ocurriría.

Al fin descubriré la verdad. Vivir mis sueños o soñar mi vida.

lunes, 20 de julio de 2009

VIVIR EN UN SUEÑO (VI)

Otra vez en casa, una casa que anodinamente había variado su figura, su aspecto. De nuevo había despertado. No estaba en mi habitación sino en el salón tumbado en el sofá, con mi amigo también reposando en un sillón próximo. Un mediodía soporífero, un mediodía extraño. Me despejé y me percaté de que mi compañero también estaba despierto, ambos nos incorporamos. Al fin iba a hablar con él. Se adelantó a mis palabras, sabía lo que quería decirle, sabía lo que pensaba, lo sabía todo acerca de mí. Con voz clara preguntó:

- ¿Sabes quién soy?

- Curiosamente hoy es la segunda vez que me preguntan eso.

- ¿Cómo sabes que era hoy?

- Ya no sé que puedo responder a nada, ni siquiera sé donde estoy, ni si existo en realidad. Sé que he vivido ciertos momentos, que he tenido muchas sensaciones y sentimientos y sé que necesito me des las respuestas que sé que tienes.

- Está claro que hay algo que te interesa más que saber qué te está ocurriendo o dónde estás o quién soy yo o quién eres tú. Sí, ella es la chica de tus sueños y la volverás a ver cuando quieras cerrar los ojos, cuando la necesites, pero sólo te traerá más dolor.

- Ya lo he vivido.

- ¿Estás seguro? No has vivido nada, sólo has soñado. Los sentimientos son imaginaciones de nuestra mente, excusas del cerebro para sentirnos bien o mal. Siempre encontramos lo que queremos encontrar en nuestra búsqueda de la felicidad. Y los sentimientos nos ofrecen eso, lo que queremos, necesitamos y nos interesa. Tus sueños, ella, esta casa, yo e incluso tú, ahora mismo, son producto de tu imaginación que compensa una realidad incompleta. (Un silencio de reflexión).
¿Estás enamorado? ¿Has estado toda la noche prácticamente sin dormir y no te importa porque pensabas en ella? ¿Has estado toda la noche sintiendo los fuertes latidos de tu corazón, con una gran sonrisa en la cara y los ojos abiertos de par en par? Pero no te importa porque estabas soñando despierto con ella.

- Mi corazón late al ritmo de su mirada.
Necesito oír su voz cada día, me hace feliz, me alegra escucharle reír. No perderme detalle del movimiento de sus labios, simplemente, al hablar. Los humedece sin importarle y continúa. Palabra tras palabra me embelesa ese sonido, su voz. Sólo palabras, después de todo tan sólo son palabras, no necesito más que un gesto, una mirada, un entrecejo fruncido o un encogimiento de hombros para saber qué me quiere decir. Pero esas palabras llenan mi pecho de sensaciones satisfechas.
Donde dice adiós, yo veo un momento seguro de hablarle.
Donde tú ves una pregunta, yo oigo una respuesta que sé va dirigida a mí.
Cuando me habla, por insignificante que parezca el comentario, existe la posibilidad de mirarle sin que parezca raro.

Quererla es sonreír cuando la veo, no parar de pensar en ella a pesar de tenerla al lado, evitar la mirada cuando sé que me mira, callarme cuando me pregunta y que vea en mi rostro la respuesta que desea. Querer es decírselo cada día sin que lo sepa, demostrárselo rotundamente cada momento, shhhh, en silencio.
Es difícil dejar de decir estas sencillas palabras que no son más que eso, palabras. Se podrían resumir con un abrazo, una caricia, un beso… Un te quiero o incluso con un instante entre parpadeos antes de retirar rápidamente la mirada para suspirar, sonreír, vivir.

- (Una sonrisa piadosa). Si ella no es más que humo en la brisa de la noche, todo eso no es más que la sombra. Algún día despertarás y verás que todo esto es un reflejo adornado de la realidad. Yo soy tus pensamientos, tus ideas, tus sentimientos, tu mejor amigo.

Su apariencia cambiaba continuamente con indiferencia, adoptaba distintas formas y ninguna me importaba. Le dejé ahí sentado, inconmovible. Tenía que salir de ese lugar, respirar aire puro y ver un mundo veraz. Según me iba permanecía un eco en mi cabeza: Despierta. Vive.

jueves, 16 de julio de 2009

VIVIR EN UN SUEÑO (V)

Desconcertado como siempre al despertar. Otra vez la realidad era mentira. Aunque ahora no supiera con certeza si volvía a soñar, estaba contento, una sensación agradable de satisfacción me relajaba. Estaba en la cama, sentía el frescor del amanecer aunque las sábanas me cubriesen cálidamente. Me encantaba estar así, una mañana luminosa y un tranquilo despertar. Me desperecé sonriente, sentí como se estiraban todos mis músculos y recorría un confortable escalofrío mi espalda. Al darme la vuelta la vi. Debería haberme sorprendido, pero esperaba encontrármela. Tumbada a mi lado, tan feliz como yo, con su radiante sonrisa que me daba la vida. Nos acariciamos, la cara, el cuello, los hombros hasta llegar a los brazos y seguir por la espalda para terminar abrazados. Ella encogía los hombros para cubrir el rubor de sus mejillas, me sonreía con tímida inocencia. Nos apretamos el uno al otro con fuerza, suspiramos a la vez rozando cada secreto de nuestro cuerpo con nuestro cuerpo. Juntos por fin, esta vez no desapareció. La tenía entre mis brazos, se entrelazaban nuestras piernas, jugábamos con las miradas. Abrió lentamente la boca y susurró:

- ¿Sabes quién soy?

- Sé que te conozco, que te he visto cada noche en mis más preciosos sueños, sé que ahora te tengo y soy feliz, sé que te quiero. No necesito saber nada más.

- He estado contigo todo el tiempo. Todas las noches mientras dormías he habitado los bosques de tus sueños, soy tu ninfa. Soy la musa que inspira tu vida como un soplo mece las flores esparciendo la primavera.

- Pues ahora yo estaré siempre a tu lado.

Una lágrima brotó de su mirar en un parpadeo apenado. Lamió su rostro. Mi mano la detuvo con una caricia, continué hasta sus labios untándolos de lamentos, olvidados con un beso. El sabor de su boca salado por las lágrimas, un mar sosiego con olas de pasión.

- No llores.

- He de llorar porque sabes que esto es un sueño y despertarás en cualquier momento, entonces ya no podrás estar junto a mí.

- No me importa, aprovecharé cada segundo contigo. Quiero mirarte para conocerte, escucharte para entenderte, acariciarte para sentirte y besarte para amarte.

- Mírame a los ojos y sabrás lo que quiero, escúchame y entenderás por qué lo quiero, acaríciame y sentirás que soy tuya. Bésame.

Me acerqué con suavidad. Un ardiente deseo de hacerla mía en esa mañana tranquila nació de un arrebato frenético. Creció en su cuerpo delirante. Sucumbió ante el calor del cariño, una muerte que no hizo más que prolongar esas ambiciones. Se agitaba la respiración, se hincharon nuestros pechos sintiendo el fuerte latir del otro. Le besé el cuello. Saboreé el aroma de su boca. Desenvainó una sonrisa afilada, la mirada se tornó malvada. Un beso tierno, ya no. Se había transformado, mordía mis labios, me devoraba ansiosa. Se empezaron a unir nuestras carnes, se fusionaron los labios, no los podía despegar de ella. Quería concentrarme en ignorarlo, quería restarle importancia pensando que todo volvería a la normalidad y podríamos disfrutar juntos. No. Sólo disfrutaba ella, jadeaba con malicia, se alimentaba de mi agonía, de mis intentos de separarnos sin resultados. Cuando logré alejarme ya no tenía boca, me había desaparecido del rostro. Me toqué con la mano la boca unida, desapareció sin rastro, sin cicatriz. Seguí palpando y me percaté de que ella ya no estaba. La había separado de mí con la angustia y ahora la había vuelto a perder… como mi vista, no tenia ojos, se llevó mi mirada… como mis orejas, se llevó su voz...

viernes, 3 de julio de 2009

SMOKE

Para variar un poco la temática del blog tras esta impetuosa subida de textos, parte de un relato de siete páginas, os pongo a continuación unos vídeos. Tras esta entrada de relajación continuaré escribiendo aquí la historia "Vivir en un sueño" que ya queda poco. Espero que estos videos os gusten aunque no es a lo que os tengo acostumbrados, visitantes de este gran texto sin palabras, pero creo que también es una forma importante de expresión y a la que personalmente dedico mucho tiempo y pasión: La danza.