sábado, 20 de junio de 2009

VIVIR EN UN SUEÑO (II)

Otro día más, cansado, tenía que madrugar para ir a clase. Mi amigo y yo nos dispusimos a comenzar el día tras una noche de ensueño para ambos, uno despierto y otro dormido. Seguíamos una rutina diaria, con movimientos mecánicos, inconscientes del momento nos preparábamos como todas las mañanas esperando que nuestros ojos se acostumbraran a la luz y los párpados se despegasen. Una charla del profesor, unas correcciones de la profesora, la lección dictada por el libro, los ejercicios escupidos sobre la pizarra: un día más. La clase se hacía cada vez más aburrida, lo que al principio era un intento fructuoso y motivado de atender, se convertía a lo largo del tiempo en un intento infructuoso de no desplomarme dormido sobre la mesa. Orientaba mi atención hacia mis pensamientos:

- Estoy yo solo aquí en mi cabeza, un lugar privado para decir, más bien pensar (una risa muda y absurda), lo que me apetezca, tan sólo para mí. Nadie se entera, nadie sabe que pasa por mi mente. Podrían enterarse, voy a intentar pensar con tanta fuerza que alguien me oiga. Nada, los muros de las ideas son inexpugnables sólo traicionados por las palabras y los sueños. Los sueños, son algo maravilloso, nos desvelan aquello más profundo que no queremos o no nos atrevemos a pensar ni realizar, sin embargo, por esa misma razón, si soñamos demasiado vivimos decepcionados… ¿Por qué soñar dormido y no vivir lo que quieres? Tal y como estoy pensando ahora puedo soñar, divagar entre mis ilusiones y nadie se enteraría. ¡Disfrutaré despierto de los sueños, no temeré despertar en cada momento por si lo que vivo es un sueño, no temeré olvidar cada mañana aquello ocurrido en mis sueños, traeré los sueños a mi realidad, haré las fantasías realidad, las mentiras de mi mente serán verdad! Soñar despierto, vivir en un sueño.

Ante mi mirada perdida se cruzó una imagen indefinida, era ella: la chica de sus sueños. Me volvió a dirigir sus ojos de canela, volvió a existir por un instante, ella y yo solos, parecía tener todo el tiempo para admirarla y dejarme admirar. Pero todo se destrozó, como un sueño al despertar, me desconcentré de mi turbación confuso y desorientado, ella desapareció atravesada por las risas de mis compañeros. Mi amigo estaba dormido sobre la mesa, estaba soñando con esa chica misteriosa, con la chica de mis sueños. Pero no se reían de eso, había algo más. Yo tenía frío y una extraña sensación por todo el cuerpo, me sentía desprotegido. Cómo era posible, ¡estaba desnudo! Desperté.

Desconcertado miré a mi alrededor. Una vez conseguí enfocar la visión, me di cuenta de que estaba vestido, un alivio fugaz en comparación con las conclusiones a las que iba a llegar. Estaba en clase, pero no en el mismo sitio que antes sino en el que estaba sentado mi amigo, y mi amigo… no estaba, al igual que la chica de sus sueños. Lo único que permanecía eran las risas burlonas del resto de compañeros. Había estado soñando en clase, me había dormido y había soñado, tan sólo es eso. Sin embargo había soñado que tenía un amigo que no existe (una identidad oculta de mi personalidad viviente mientras duermo), había soñado que mi amigo soñaba con una chica, y en realidad yo soñaba los sueños de mi amigo, soñaba su vida como mía vista desde fuera. Estaba mareado por mis pensamientos alborotados, por tantas mezclas extrañas de sueño y realidad, me dolía la cabeza y aún tenía que permanecer en aquella aula. Sólo quería cerrar los ojos y ver, ahora sí, a la chica de mis sueños.

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